Nada podría hacer para cambiar lo sucedido, pero eso no hizo que fuera más fácil aceptar la derrota. El tiempo será el único remedio posible para un Wout van Aert todavía resentido por el dolor y al cual le será difícil olvidar esta última edición del Campeonato del Mundo de Ciclismo.
Por segunda vez en tres días, el belga tuvo que conformarse con el segundo cajón del pódium. Por segunda vez en tres días, su conferencia de prensa fue interrumpida por un breve espacio de tiempo mientras el hombre del maillot arcoíris llegaba para tomar asiento junto a él.
Tras perder ante Filippo Ganna en la contrarreloj individual del viernes, Van Aert fue derrotado por Julian Alaphilippe en la prueba en ruta. En cada ocasión, la superioridad del ganador no admitió discusión, pero eso fue poco consuelo para un Van Aert derrotado.
Van Aert llegó a Imola con grandes aspiraciones de convertirse en el primer hombre de la historia en ganar los títulos mundiales de contrarreloj y carrera en ruta en el mismo año después de conseguir la victoria en Strade Bianche y Milán-San Remo gracias a dos auténticas exhibiciones. Su doble victoria de etapa cómo sus repetidas muestras de fuerza en el Tour de Francia, hizo que todos los focos estuvieran puestos en el corredor belga.
“Creo que todavía es demasiado pronto para estar orgulloso del resultado. Vine aquí con grandes expectativas y es difícil aceptar dos medallas de plata”, señaló Van Aert en rueda de prensa. “Sin embargo, fui derrotado por corredores que eran más fuertes. Eso hará que me resulte más fácil aceptar la derrota. Ha sido un año excepcional, estoy en un estado de forma muy bueno. Solo necesito algo de tiempo para estar orgulloso de lo que he conseguido”.
De esta forma Van Aert se une a Miguel Indurain y Abraham Olano como los únicos corredores en ganar medallas en ambas disciplinas en el mismo Mundial. Pero los españoles tuvieron el consuelo de llevarse a casa un maillot arcoíris, el de contrarreloj fue para Indurain, mientras que Olano se llevó la prueba en línea, en el Mundial que se celebró en Colombia en el año 95. Van Aert, en cambio, se marcha con dos medallas de plata y con la amarga sensación de haberlo tenido el oro tan cerca y a la vez tan lejos.
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