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Asma Infinito (IV): Todos queremos un nombre compuesto.


Nuestro villano

Mitchelton-Scott ha monopolizado, como equipo, gran parte de lo que llevamos de Giro. Su doblete en el Etna preveía que nos iba a dar que hablar, y vaya que si lo han hecho. Muchas son las voces que aprovechan la bonanza del equipo para alabar su valentía, su coraje y sus ganas de pelear por la carrera. No extraña la soltura a la hora de expresarse positivamente sobre una estructura que ya caía bien anteriormente, porque son muy graciosos, muy australianos y hacen vídeos de coña durante una Gran Vuelta. Lo que realmente llama la atención es que se hable tanto de esa supuesta “valentía”, esas supuestas ganas de ganar, ese fanatismo por su “forma de correr”. Debo ser yo el raro, porque no considero valiente ni osado el hecho de ser el mejor en un terreno (la montaña) y aprovechar esa aplastante superioridad para conseguir su, hasta ahora, exigua renta con el resto de aspirantes.

Y es que, terreno y posibilidades de mover el árbol y conseguir eliminar de la lucha a algún favorito, ha habido. En total, Yates solo ha conseguido aumentar su renta con su más inmediato perseguidor en 31”, todo ello mediante bonificaciones y su supremacía cuando se endurecen los porcentajes. Ni siquiera un diluvio, donde se cortaron Pozzovivo y Carapaz y Mitchelton les permitió cazar, y una jornada maratoniana tras el día de descanso fueron condiciones suficientes para que los australianos trataran de aumentar su ventaja, aunque vaya a ser algo más que necesario.

Blanca sonrisa

Es más, durante la jornada maratoniana citada (239km camino de Gualdo Taldino y con un duro puerto de 16km de salida) sucedió el acontecimiento paranormal de lo que llevamos de Giro, curiosamente justo después del día de descanso. Paranormal para los ingenuos, anunciado para los visionarios. Johan Esteban Chaves, 2º en la general, lugarteniente de Simon Philip “Zipi” Yates/aspirante a la general y por supuesto corredor del Mitchelton; comenzó a sentirse muy malito en el puerto, con el calamitoso y previsible resultado de 25’ perdidos en meta. La cronología de los hechos no deja lugar a dudas, y es que Chaves no iba: A Will Smith (O Johan Esteban) le costaron los 13 primeros km del puerto 32:08, cuando a Pinot (por ejemplo) le empleó 30:14. El resultado fue alrededor de 2’ perdidos en cabeza de puerto. 2’ para un ciclista que iba 2º en la general hasta ese momento y que había soportado torturas como el Gran Sasso o la excepcional ascensión que realizó al Etna. Durante la etapa, y aunque incluso llegó un momento en el que el grupo de Chaves, ayudados por Quick Step, llegó a conseguir que apartaran a los coches de equipo; nunca estuvieron realmente cerca de contactar.

La explicación oficial al “suceso” fue, al parecer, el polen. Otras explicaciones para aquellos que creen que hacen un favor al deporte fingiendo ignorancia son que quizá no cogiera la bici en el día de descanso (cuando durante el primer día de descanso, y después del paseíto de Israel, se permitieron ir de excursión al Etna, con tan felices frutos), que le sentó mal el desayuno o que le habían practicado vudú. Lo cierto es que la única explicación que no insulta al sentido común es que a Chaves le dio un blancazo, tan común cuando los ciclistas se exponen durante los días de descanso a las mejoras del rendimiento deportivo de actualidad. Que al colombiano le sentara tan mal ese algo invita a pensar que Zipi va a disfrutar de los beneficios marginales.

Simon Philip Yates, a partir de ahora simplemente Zipi, es el culpable del furor de todo aficionado ciclista por poseer un nombre compuesto. Su progresión, lejos de resultar lógica y en ascensión, ha pasado por dar una serie de tumbos (incluido lío con el TUE en 2016) que le han convertido de ser un corredor a tener en cuenta por su arrancada en cuestas y puertos cortos pero duros, en un ciclista totalmente reconvertido, capaz de alargar y racionar sus esfuerzos, e incluso de pelear una Gran Vuelta. Y no es cualquier Gran Vuelta, es el Giro, que, a pesar de su adelgazamiento, sigue y seguirá siendo la más dura de las tres. Su experiencia anterior, en cuanto a resultados positivos en GVs, consisten en un 6º puesto y etapa en la Vuelta (la que se adapta mejor a sus anteriores características) y un 7º en el Tour de 2017, a base de aguantar xino-xano, tener a Meintjes de rival (xdxd) y beber de lo que bebió su hermano Zape durante el de 2016, ese que se le terminó alargando. Su victoria en el Gran Sasso supuso su primera victoria en una etapa por encima de los 200km, y su 5º puesto en Montevergine di Mercolano, su primer top5.

Pasando ya a un análisis más centrado de lo deportivo, la subida a Montevergine resultó ser bastante sosa, aunque como todas las etapas de este Giro dejó desgaste, unido a la distancia y la lluvia en la ascensión. El joven y buen ciclista Koen Bouwman fue el que más aguantó de la fuga, hasta que del pelotón saltó, totalmente desencadenado, Carapaz para llevarse la etapa. El ecuatoriano es una auténtica incógnita para la tercera semana, pero está haciendo un gran Giro y su mayor hándicap es correr en Movistar. Durante la ascensión, Froome se cayó él solo, demostrando que en este Giro ni quiere, ni puede. 

La etapa del Gran Sasso fue una de las más bonitas de lo que llevamos de Giro. Considerada por los enemigos de este deporte, a veces cerca de un micrófono, como un tostón porque no generó grandes diferencias; nos permitió ver a los ciclistas sufrir como pocas veces los podemos ver, en medio de uno de los parajes más bonitos que, personalmente, me ha regalado el ciclismo. Un auténtico éxtasis para los sentidos de quienes aman este deporte que acabó yendo para Zipi, empañando un poco el marco general. Pinot consiguió entrar con la dupla del Mitchelton, dando la sensación de que podía haber peleado más por generar distancias y decepcionando, una vez más, por su extremada cobardía. Pozzovivo y Carapaz se dejaron solo 4”, Lopez y Bennett 14” y Froome y Aru se fueron a más del minuto, siendo unas diferencias que dejan un ligero sabor a lo que pudo ser y no fue.

Simplemente precioso

La ya analizada etapa tras el día de descanso resultaba ser, también, la más larga de la carrera. En un final que echó en falta algo más de arrojo por parte de los equipos de los líderes, tuvo un digno desenlace gracias al espectáculo que es sobre la bici Matej Mohoric, un ciclista que es totalmente otro desde que ganó en Cuenca y que resolvió al sprint ante Denz, en un movimiento que se forjó a más de 35km de meta con bajada bichobola incluída. La etapa siguiente, una preciosa llegada en cuesta a Osimo, la primera que se disputada entre oeste y este desde que llegábamos a la bota (todas las anteriores insistían en ir hacia el norte, siempre buscando los Alpes), resultó una nueva exhibición de Zipi. Aunque Wellens y Stybar cogieron distancia en el primer repecho, a 5km de meta, y este parecía un movimiento bueno; el trabajo de Haig, el mejor gregario de este Giro, resultó fundamental para que Zipi atacara en la cuesta y mantuviera la diferencia en el llano con su perseguidor, de forma absolutamente increíble por quien era quien le perseguía.

Las dos últimas etapas disputadas han servido para que Ares no se cansara de insultar, una y otra y otra vez al deporte del que está comiendo. Incluso, tras acabar la jornada acabada en Imola, se permitió soltar que había sido un tostón, cuando los últimos 35km fueron entre el diluvio, con cortes en el pelotón y entre los favoritos (que eliminaron al loser de ciclamino Viviani), e incluyeron una cota donde los movimientos fueron constantes, siendo el más fructífero el de Mohoric y Betancur. No llegaron porque Bananito es un auténtico zote y Mohoric, que tenía gas, perdió unos muy valiosos segundos intentando que su peñora entrara al relevo. Al final, la llegada en el circuito (maldita y asquerosa costumbre de meter a los ciclistas donde los coches) les perjudicó, beneficiando a Bennett, que saltó de muy lejos y consiguió sorprender a todos. Al final, el marcador Bennett-Viviani va 2-3 para el italiano, que ha conseguido ganar en la última etapa disputada hasta el momento, con su habitual táctica durante este Giro de no estar delante e ir colocándose muy poco a poco en cabeza con ayuda de su equipo. Sorprende que Viviani ande así en la 13º etapa, dado que no disputa 13 días de competición seguidos desde 2015.

Bennett tenía otra marcha en Imola

Se nos sigue perfilando un Giro cuyo clímax prevé ser apoteósico, donde prácticamente todas las jornadas están generando desgaste y están exigiendo la presencia de los aspirantes a la general delante en todo momento. Las diferencias son mínimas y quedan prácticamente todas las etapas que debían generar esas distancias. Notarán que en ningún momento he nombrado al 2º de la general. Ni lo haré. Que no se enteren. Shhhhh… Al Zoncolan.

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