La poesía trata de generar emociones. Dolor(e infinito)
Este post llega con retraso.
Llega tarde para analizar el desarrollo de las etapas porque a estas alturas ya
se ha analizado todo lo que se puede y podía analizar. Todos tenemos una
conclusión sobre la caída de Zipi, todos hemos analizado la monstruosidad de
Caillou (mote admitido por las bases en un ejercicio de democracia interna)
y todos sabemos cuando y como se produjo el error de un ciclista tan
infortunado como voluntarioso como es Tom Dumoulin. Pero este es un momento
perfecto para analizar tanto el pasado como el futuro, a medio camino entre el final
del Giro y el inicio del Tour, con calma, en frío, con perspectiva. Voy a
escribir esto tal y como salga de mi cabeza, entrelazando los temas como nazcan
de mi mente, tratando de ser lo más fiel a lo que mi persona cree y capta que
es el ciclismo actual. Una mirada crítica, totalmente subjetiva y, por
supuesto, equivocada de lo que es la vertiente profesional de nuestra pasión.
A mí me duele, me duele mucho,
que el ganador de este Giro sea un señor el cual, seguramente, vaya a ser
sancionado por dopaje. Es un ciclista con actitud de campeón, con una voluntad
de ganar innegable y que honra con su presencia a todas y cada una de las
carreras en las que participa. Pero es, con toda probabilidad, un tramposo. Un
ciclista que se aprovecha de los entresijos más oscuros de este deporte para
ampliar su palmarés, un ciclista que se arrastraba en la carretera para de
repente emerger como un nombre histórico. Un corredor que sigue participando en
pruebas cuando su caso debería de haber sido solucionado, como tarde, un mes
después de que la UCI conociera su positivo. Pero ellos lo querían esconder, no
olvidemos que el escándalo salió a la luz cuando el Sky y la UCI querían que se
solucionara en los despachos. “This is a process that in normal circumstances would be confidential” ¿Cuáles son esos casos normales? ¿De qué no nos hemos enterado gracias a que
estos procesos son confidenciales? Este deporte está gobernado por sus
enemigos, y aún así, sigue siendo el mejor deporte que conozco.
Rabia.
Este deporte está gobernado por
sus enemigos, enemigos que no se cansan de poner en boca del aficionado cosas
que nadie dijo para defender sus intereses. “El aficionado quiere…”. “El
aficionado busca…”. “El aficionado demanda…”. Nadie, nunca, ha pedido que las
etapas tengan que reducirse de kilometraje porque son aburridas. Nadie, nunca,
ha pedido sustituciones. ¿Sustituciones? En una Gran Vuelta, donde el sentido
de correr como putos locos 21 etapas reside, única y exclusivamente, en la
capacidad de sufrimiento y resistencia de los ciclistas. Experimentos de bombero
que nacen de directores deportivos, periodistas, mánagers y demás fracasados a
los cuales no les gusta esta pasión, pero sobreviven de ella porque no tienen
otro lugar en el que caerse muertos. Y entre medias emponzoñan el único deporte
que se práctica en los lugares más bellos del mundo. Porque cuando Alix le
contestó a Unzué que a ningún aficionado de Twitter le había agradado la idea
de las sustituciones y este contestó que daba igual, “lo van a ver de todas
formas” solo te queda saber que este deporte es maravilloso, porque lo es, ante
tal prepotencia.
Confianza.
Nos venden que las etapas cortas
son la salvación del ciclismo (que solo necesita salvación de sus vampiros) y cuando
ponen una, ¿saben dónde están esos sinvergüenzas? No están. Porque te la
plantan, te pone 45min de retransmisión en directo y ellos están viendo los
toros. O el fútbol. O lo que cojones les interese hacer. ¿Cuál es la diferencia
entre una etapa de 100km o una de 200km si al final solo vas a televisar la
última hora? Ninguna. Bueno sí. Con la de 100km sabes, casi con total
probabilidad, que va a ser una puta mierda. Porque tenías que oír a Ares a
principio de Giro decir que para que valía el kilometraje y el desgaste, para
que luego haya resultado la Gran Vuelta con más desfallecimientos en años. Que
le digan a Chaves, a Aru, a Zipi o a Pinot para que sirven las distancias. Que les
pregunten cuál es el sentido. Quizá se lleven una sorpresa. Quizá, realmente,
no les interese. Ellos solo están interesados en seguir siendo garrapatas.
Respeto.
Quiero utilizar este post para
mostrar mi total repulsa a la existencia del Team Sky. Nos frotábamos las
manos, antes del resurgir de Caillou, con un Tour con la pelea interna de
Movistar, con un Bardet que en Dauphiné está demostrando ser más valiente y
maduro que nunca, con un Zape que quizá podía tratar de enmendar los errores de
su hermano, con ET Roglic demostrando hasta donde podía llegar, con un Porte
caminando hacia su enésimo fracaso (o quizá ya no). Nada de eso va a suceder.
Porque Sky testó la fórmula y la encontró en Egan Arley Bernal. Y a partir de
ahí se ha convertido en un monólogo. Ya no hablamos de la temporada del Quick
Step, ya nos da igual la brujería del Astana. Estamos igual que siempre. La
ilusión se nos ha ido por el sumidero una nueva vez. Y ahora solo queda ver si ASO
es suficientemente valiente como para alejar a los tramposos demostrados de su
show. Porque el negocio lo tienen montado, aunque sigamos teniendo que adaptar
los horarios a los designios del balompié.
Hostilidad.
Sigan amando este deporte,
aunque sus protagonistas nos deparen espectáculos bochornosos como el de la
etapa de Roma. Sigan disfrutando de las locuras que nos regalan sus
protagonistas, aunque sea imposible de creer en el guion de una etapa como la
de Finestre. Sigan empleando sus horas en este pasatiempo, porque aún habiendo
tantas cosas que nos alejan de él, nos quedamos. Porque cada nueva generación
de ciclistas (y la nueva mola bastante) te puede regalara a un Dumoulin, a un
De Gendt o a un Wellens que te vuelve a hacer recuperar la fe. Porque, aunque
veas cosas increíbles y sucesos paranormales, te sigues quedando con la boca
abierta. Porque es un deporte donde no existe nada escrito. Porque, aún con el
desenlace del Giro dándome de bruces con la realidad, el leitmotiv de este blog sigue siendo la caída de esos cimientos tan
bien plantados en el ciclismo. Nada cae sin intentar resistirse.
Fracaso.
Y ya está. Le voy a plantar 4 imágenes
y le voy a dar a enviar. Intentando que estas palabras generen alguna reflexión
en el lector sin ser tomadas en serio. No quiero revisar el texto, no quiero
saber si tiene sentido, no quiero darle forma. Y en su fondo está lo que me ha
salido, bilis de 21 días. Ácido láctico cerebral que ha fluido en el teclado.
Escritura automática sobre ciclismo. Y sin haberme emborrachado para ello.
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