Este viernes comienza la 101ª edición del Giro de Italia,
esa carrera decidida a perder su espíritu y su personalidad para caer en la
mediocridad de otras tantas. Junto a la pérdida de dureza en la montaña, con la
carencia de kilometrajes y desniveles acumulados que solo los italianos saben proponer,
se une el hecho de que la carrera se ha tenido que ir a buscar billetes a
Israel, billetes que, por otra parte, se han gastado en conseguir que un
tramposo se presente a su carrera. Lo que se presenta, puede ser, el único
duelo fraticida entre el mejor contrarrelojista del pelotón en clara ascensión
al estrellato y el mejor escalador de éste en lo que puede comenzar a ser su
declive por haber sido descubiertas sus ganancias marginales, se dará en una
carrera con apenas 45km de contrarreloj individual.
La competición empezará un viernes en Jerusalén, en una de esas
“grandes salidas” para hacer caja que probablemente provoquen que la prueba salga en medios nacionales más allá de por una caída o caso de dopaje. Al
parecer nuestro deporte se ha vuelto en uno de los mayores beneficiarios de la
inversión judía (incluso se promocionan en ese despropósito que es Eurosport),
aunque claramente por detrás de la guerra.
Tras la colecta, un paseíto de 3000km dejará a los ciclistas
en Sicilia. Dos etapas con perfil rompepiernas y final en cuesta, algo triste sobre
todo en la 4º etapa donde el recorrido parece sublime excepto por ese tipo de
finales que al parecer es lo que pedimos los aficionados. Para finalizar, otra
vez la subida al Etna, que no aporta nada nuevo. 3 etapas donde también será
muy importante la temperatura y el ánimo de los equipos por competir, en una
temporada donde por fin, el que pelea y lucha se está viendo claramente
recompensado. Etapa llana por el suroeste de la bota, subida a Montevergine de
Mercogliano en una de esas subidas típicas de primera semana del Giro pero que
no provocan diferencia alguna y final de semana en el Gran Sasso, lugar
precioso y una subida que puede resultar idónea para que el Sky trate de
sentenciar el Giro de primeras como Froome hacía antaño en el Tour… O para un
MA López.
Segundo día de descanso, como es habitual en lunes, haciendo
del peor día de la semana el día de “recuperar fuerzas” para los ciclistas. La
segunda semana comenzará en Penne, localidad que allí es pasta y aquí es otra
cosa, y lo hará con la etapa más larga del Giro, ideal para fugas y que para
alguno se quede en blanco (incluído puerto de 2º de salida, bastante duro). Final
en muro en homenaje a Scarponi, etapa llana con final en Imola y trampa típica
italiana al final, y final llano cerca de Venecia y a los pies de los Alpes
para llegar a la cima icono de este Giro: el Zoncolan.
Lo mejor de cada casa se reúne en el Zoncolan
Esa brutalidad que alguien algún día se propuso asfaltar
llegará junto a una etapa de 186km con dureza previa incluída, en un día que
muchos reclaman clave para que los escaladores puedan conseguir meter tiempo a
Froome. Lo que estos olvidan es que, si aquí se presenta el mejor Froome, él es
el mejor escalador. Aún sin recuperarnos de las cifras de vatios que nos
podamos encontrar llegaremos el domingo a la etapa mejor diseñada de este Giro.
176km de paseo por los Dolomitas, sin puertos realmente conocidos y sin alturas
endiabladas. Una etapa para intentar poner en jaque al Sky y, sobre todo, al
endeble Sunweb y donde será clave la palabra que define, como ya he dicho, a
los protagonistas de esta temporada: valentía.
Último día para “recargar las pilas” y esta vez hasta el
máximo porque los ciclistas se encontrarán la única contrarreloj sería de la
carrera. 34km bastante llanos en el epicentro del Trentino que tendrán que
servir para animar las cosas de cara a la descafeinada montaña que vendrá para
decidir este Giro. Dos etapas, una llana y otra unipuerto (saludo a Javier
Guillén) que servirán para llegar a los Alpes Occidentales. Llegada en
Bardonecchia con el Finestre a 74km de meta y que podría servir, si los equipos
quieren, de una gran etapa para marcar diferencias. El Giro se sentenciará en
la única gran etapa de montaña que supera los 200km con Tsecore, Sant Pantaléon
y Cervinia. Como 3000km en avión no eran suficientes, la carrera terminará con
otro desplazamiento express en un tour turístico por Roma.
Faltó cerebro en el Astana. De lo otro no.
En resumidas cuentas, un Giro muy lejos de la dureza que
suele tener el Giro. Un Giro que parece suplicar a Froome que venga a
disputarlo y que trata de facilitarle la tarea de cara a no perder las
aspiraciones de doblete, porque lo que realmente le importa a él y al Sky es el
Tour. Nadie desde Pantani ha logrado el doblete Giro-Tour y ahora está muerto
por sus múltiples adicciones a diversos cereales. Todos conocemos la afición
por el alpiste de Froome, lo que no sabemos es hasta donde es capaz de llegar
él y su equipo con tal de conseguir ese hito, más ahora que ya lo han cazado. Por lo pronto ya se permiten crear cortos peliculeros de autobombo, de esos en los que las tomas falsas serían más interesantes de ver que el vídeo en sí.
No son pocos los que querrán evitar esta hazaña, y algunos de ellos están
alineados en esas escuadras que han logrado conseguir una “mejora colectiva del rendimiento”. Y menos mal que los de “La
Manada” del Quick Step, y conste que son ellos los que se llaman así a si
mismos, no tienen a grandes nombres para las generales.
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